entendiendo

Tal vez mientras empiezas a leer este artículo acabas de saborear un delicioso café, si no es así, probablemente en los últimos días escuchaste una canción que te hizo mover tu cabeza, sentiste frío o viste un video lleno de colores que estás recordando en este momento.

Posiblemente jamás en la vida te han pasado estas cosas, pero lo que sí es seguro, es que desde que naciste has estado rodeado de sensaciones que aunque a veces creas ignorar o estar concentrado en otra cosa, siempre han estado ahí.

Es por esto que antes de sumergirnos al mágico mundo del marketing sensorial y el diseño de experiencias, queremos preguntarte ¿Sabes cómo funciona el cerebro humano? o ¿Sabes por qué sentimos? Tal vez viste este tema en las clases de biología de tu colegio o en programas de televisión, sin embargo creemos que es muy importante hacer una introducción a este tema para tener un entendimiento básico de las sensaciones.

Todos los seres humanos tenemos receptores sensoriales donde millones de células especializadas reaccionan a variaciones específicas que ocurren en el medio ambiente, (cambios de luz, temperatura, incremento de ondas sonoras, etc.) Estas variaciones causan impulsos nerviosos que son llevados a nuestro cerebro, donde se codifican (a través de las neuronas) y son distribuidos hacia una parte específica de nuestro cuerpo.

Estas ‘’zonas’’ han sido catalogadas como los 5 sentidos, por los cuales percibimos nuestro mundo exterior y adquirimos conocimiento. Gracias a la vista, la audición, el olfato, el gusto y el tacto hemos podido relacionarnos, evolucionar, ser cada vez más creativos y adaptarnos como civilización a un medio que nos ofrece diariamente millones de sensaciones para sentirnos vivos.

 

sensaciones

A parte de esta categoría, existen cuatro tipos de receptores sensoriales que están clasificados de acuerdo al estímulo que captan, es acá donde hablamos de los mecanorreceptores que se fijan en los efectos mecánicos que hace tu cuerpo, los termorreceptores que te hacen sentir frío o calor, los quimiorreceptores que te permiten detectar un aroma o el sabor de las cosas y finalmente los fotorreceptores que te hacen captar la luz de tu entorno.

Los receptores sensoriales pueden ser aprovechados por las marcas de manera contundente. Por ejemplo para intervenir a los termorreceptores muchos lugares como los casinos, restaurantes nocturnos y tiendas de café ambientan sus puntos de venta con calentadores, buscando que sus clientes se queden más tiempo y aumenten su consumo en el lugar. En el caso de los quimiorreceptores las tiendas de zapatos, ropa infantil, joyas y productos de cuidado personal aplican muy bien estas acciones, ¿o nunca has olido unos Bubble Gummers con su aroma a chicle?

Por otra parte las tiendas de ropa, especialmente en las vitrinas usan la luz como elemento clave para llamar la atención de tus fotorreceptores, que pueden presenciar desde blancos intensos, hasta luces azules frías o brillos amarillos cálidos, asociando el color con la época y temporada que tenga la nueva colección. Sin embargo hay muchas marcas que exageran y pueden terminar saturando a sus clientes. Un ejemplo de esto es cuando alguna tienda no calcula la temperatura o distancia adecuada que debe tener una luz en un vestier o un pasillo, un detalle pequeño que puede influir en toda una campaña y presupuesto invertido en la aperture de una nueva tienda. Por eso siempre será bueno tener en cuenta no solo cómo vas a llamar la atención de los receptores sensoriales de las personas, sino también la época, el ambiente, el horario, el lugar y la manera en que ejecutes tu próxima estrategia de marketing sensorial.

Ahora que sabes esto, ¿cuáles sentidos estás impactando con tu marca?


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